miércoles, 27 de mayo de 2009





a este espacio le falta aroma...

lunes, 4 de mayo de 2009

repliegue


Quisiera tomarme unos días para no hacer nada… Es estrictamente necesario volver a poner en orden mis ideas, mis planes, mis necesidades…
Y no puedo ser injusta, poner en orden las cosas de la cabeza y del corazón no es tarea fácil, no es “unos días para no hacer nada”…nada que ver. Ni siquiera se asemeja al disfrute que tiene ordenar y clasificar la ropa por ejemplo, o sacar las cosas de la cartera, limpiar y volver a ordenar como lo hacía la madre de Amelie.
Ordenar las cosas de la cabeza es un trabajo que requiere esfuerzo y dedicación, aunque así como uno puede ir ordenando, en cada momento se va sumando algo más, que complejiza todos los pensamientos.
Tal vez ordenar no es la palabra, tal vez retirarse para ver las cosas en perspectiva es mejor. Generalmente, las cosas las hacemos como robots, como si nos pusieran en piloto automático…andando por inercia, pero cuando algo grande pasa, empieza el desenlace fatal del dominó que se desploma, dejándonos en la más triste angustia, en el no saber que sigue.
Claramente todos sabemos que sigue, cuál es el norte al que debemos dirigirnos, pero es algo al cual hacemos caso omiso la mayoría de los días. Por eso hoy digo que debo dedicarme unos días para retirarme y ver las cosas en perspectiva. ¿Qué estoy haciendo?, ¿para qué?, ¿soy feliz con lo que hago?, ¿Qué necesito en estos momentos, qué me hace falta?... creo que aún en el ritmo cotidiano, me tomaré unos minutos para reflexionar, tal vez con las ideas más claras pueda comprender por qué últimamente estoy más triste…

sábado, 2 de mayo de 2009

Triste Espectador



Hay dos tipos de personas en este mundo; los que buscan, juegan, viven la vida, y los que observan a otros cómo buscan, juegan y viven la vida.
Para quienes viven es difícil, se equivocan, sufren, lloran pero algunas veces también son felices. Para los que observan es más seguro, se protegen de las caídas y no temen a los errores. Mas su vida no es menos dolorosa, sobre todo cuando ven que los otros a pesar de todo el dolor que produce un desamor, una desilusión, una frustración, logran alcanzar momentos de dicha y satisfacción, ¡Qué envidia en los ojos del que mira!
Qué triste debe ser observar, como en una película, cómo los demás disfrutan y sufren. Revisar sus logros, admirar sus hermosas relaciones, entretenerse al verlos reir... y al enfrentarse ante uno mismo como expectador de la propia vida. Observador de la película más aburrida y vacía que se haya podido mirar.
¿Quién quiere ver una película sin emoción, sin aventura?...
Y heme aquí contemplando la felicidad de los otros, mordiéndome el labio ante aquel que encontró el amor, suspirando por los lugares que conocen, sonriendo con las frases cariñosas que se dirigen.
Pero no puedo ser yo la película sin sentido...Me cansé de esperar que un torbellino traiga el desenlace idílico para la dramática película que protagonizo.